¿Alguna vez te has preguntado qué tipos de articulaciones hay? La clasificación de las articulaciones es un tema esencial en anatomía y fisiología. Y en fisioterapia trabajamos con ellas continuamente.

En este artículo te presentamos una guía sencilla y fácil para entender los diferentes tipos de articulaciones que existen y su respectiva clasificación: desde las articulaciones sinoviales hasta las articulaciones ginglimoides.

Tipos de articulaciones

Las articulaciones son los puntos de unión entre dos o más huesos que forman el esqueleto humano. Cada articulación ofrece una distinta movilidad al cuerpo, ayudando a guardar una postura óptima durante los distintos movimientos. Para entender la clasificación de las articulaciones es importante conocer los diferentes tipos.

Uno de los tipos más comunes de articulaciones es la sinovial, la cual se caracteriza por tener una cápsula articular, líquido sinovial y un revestimiento de cartílago. Estas articulaciones permiten que los huesos se muevan uno respecto al otro en varios grados de libertad. Algunos ejemplos comunes de articulaciones sinoviales son la rodilla, el codo, la cadera y el hombro.

Otro tipo de articulación es la fibrosa. Estas articulaciones se caracterizan por estar unidas entre sí mediante tejidos fibrosos. Estas articulaciones permiten poca o ninguna movilidad entre los huesos, ya que están unidos de forma permanente. Algunos ejemplos comunes de articulaciones fibrosas son las articulaciones intervertebrales y la sutura craneal.

Los cartílagos también pueden formar una articulación, también conocida como cartilaginosa. Estas articulaciones se caracterizan por estar unidas entre sí mediante una cápsula articular rígida, un cartílago elástico y el líquido sinovial. Estas articulaciones ofrecen una cantidad moderada de movilidad entre los huesos. Algunos ejemplos comunes de articulaciones cartilaginosas son la articulación tibio-tarsal y la articulación temporomandibular.

Articulaciones sinoviales

Las articulaciones sinoviales son un tipo de unión entre dos o más huesos que se encuentran en el esqueleto humano. Estas uniones se pueden separar en cuatro categorías, que incluyen articulaciones libres, articulaciones anfiartrósicas, articulaciones cartilaginosas y articulaciones sinoviales. Estas últimas se definen como aquellas en las que la unión entre los órganos involucrados se realiza con una cápsula sinovial y una superficie articular recubierta de un cartílago articular.

Las articulaciones sinoviales existen en casi todas partes del cuerpo humano, desde el codo hasta los dedos, pasando por la cadera y los tobillos. Estas articulaciones son soporte para los movimientos de flexión, extensión, abducción y aducción. Debido a su naturaleza flexible, permiten la realización de movimientos complejos que son fundamentales para la realización de nuestras actividades diarias.

La clasificación de los diferentes tipos de articulaciones sinoviales se realiza de acuerdo a varios criterios tales como el número de huesos involucrados, la forma de los extremos articulares y la dirección de los movimientos que se permiten.

Las articulaciones sinoviales más comunes suelen clasificarse en seis diferentes tipos: enartrosis, arcosartrosis, condíleas, trocoides, esfenoides y cóndilos. Estas articulaciones se caracterizan por una gran variedad de movimientos posibles, lo que les permite adaptarse a las diferentes necesidades funcionales del cuerpo humano.

Articulaciones fibrosas

Las articulaciones fibrosas son el tipo menos móvil de las articulaciones que existen. Se componen de tejido conectivo denso que se une a los huesos patológicos para formar una estructura firme. En esta estructura no hay distensibilidad o movilidad, lo que significa que los huesos están conectados a través de la fibra, no con una articulación. Estas articulaciones se encuentran en el cráneo, la mayoría de los cartílagos, las suturas y las gomas fibrosas.

En la clasificación de las articulaciones, estas estructuras se consideran sinoviales. Esto significa que el tejido conectivo envuelve los extremos articulares, proporcionando estabilidad y limitando el movimiento. Esto se debe a que los músculos que son responsables de mover la articulación no están presentes. Esto también significa que las articulaciones fibrosas están sujetas a una mayor tensión y compresión debido a la rigidez de la unión.

Como ya se ha mencionado, las articulaciones fibrosas se encuentran en el cráneo y el cartílago. Estos tejidos están compuestos de colágeno y ayudan a sostener y soportar el peso del cuerpo. Los cartílagos también absorben la presión que se ejerce sobre

Articulaciones cartilaginosas

Las articulaciones cartilaginosas se dividen en dos tipos principales: fibrocartílagos y cartílagos hialinos. Estos difieren en la cantidad de tejido cartilaginoso visibles en la articulación. Por ejemplo, en la articulación fibrocartílago, los extremos de los huesos están recubiertos por una capa delgada de cartílago con una matriz extracelular. Por otro lado, en las articulaciones cartilaginosas hialinas, los extremos de los huesos están recubiertos por una capa gruesa de cartílago.

Las articulaciones cartilaginosas se encuentran en diferentes partes del cuerpo y tienen diferentes características. Por ejemplo, hay articulaciones cartilaginosas en la columna vertebral, en el esternón, en los huesos del cuello y en algunas partes del tobillo. Estas articulaciones son particularmente importantes porque permiten los movimientos ligeros y sin restricciones del cuerpo.
Los fibrocartílagos tienen una característica única porque proporcionan una cantidad moderada de resistencia al movimiento. Estas articulaciones se encuentran comúnmente en el cuerpo humano y son especialmente útiles para permitir los movimientos de algunas articulaciones, como los tobillos, los codos y los dedos.

Por otro lado, los cartílagos hialinos son los más comunes en el cuerpo humano. Estas articulaciones tienen una gran resistencia al movimiento, lo que las hace apropiadas para las partes del cuerpo que requieren mayor estabilidad, como la columna vertebral y las articulaciones de la cadera. Estas articulaciones, a pesar de su resistencia, permiten un cierto grado de movilidad.

Articulaciones sinálgicas

Las articulaciones sinálgicas son un tipo específico de articulación que se puede encontrar entre dos huesos. La terminología «sinálgica» proviene de dos palabras griegas, sinovia y logos, para significar literalmente «ley de la sinovia». Esto se refiere a la sustancia sinovial, una gelatina viscosa que se lubrica la articulación para ayudar a su movimiento. Esta clasificación de articulaciones incluye el tobillo, la muñeca, la cadera, el codo y la rodilla.

Las articulaciones sinálgicas tienen algunos detalles anatómicos particulares, que las distinguen de otras articulaciones. Los huesos involucrados están separados y conectados por una capa de tejido conectivo y una bolsa de líquido sinovial. El líquido está formado por proteínas, lípidos, glucosa y electrolitos, que funcionan para reducir la fricción y permitir que el hueso se mueva con suavidad y suavemente. Esta bolsa también contiene células inmunitarias.

Las articulaciones sinálgicas cuentan con algunos mecanismos importantes para absorber el impacto durante el movimiento, como un anillo cartilaginoso y un disco articular. El disco cartilaginoso ayuda a aumentar la superficie de contacto entre los huesos y proporciona una amortiguación adicional. Los ligamentos, los tendones y los músculos también desempeñan un papel importante en el mantenimiento de la estructura ósea y la estabilidad de la articulación. Estos elementos estructurales ayudan a prevenir lesiones en la articulación y mantienen el movimiento suave y sin interrupciones.

Articulaciones ginglimoides


Las articulaciones ginglimoides son una de las variedades de articulaciones sinoviales más comunes. Esta clase de articulación se caracteriza por ser una articulación en la que los dos huesos están unidos por una cápsula fibrosa flexible. Esta articulación también está compuesta por cartílago y un líquido lubricante llamado líquido sinovial, el cual ayuda a reducir el deslizamiento entre los huesos.

A diferencia de otras articulaciones, las articulaciones ginglimoides tienen una amplia gama de movimientos. Están diseñadas para permitir una variable de movimientos como flexión, extensión, aducción, abducción, rotación interna y rotación externa. Estos movimientos se producen en el punto de articulación entre los dos huesos, el cual se conoce como la cabeza del hueso.

Las articulaciones ginglimoides se encuentran en muchas partes del cuerpo, como en la rodilla, el hombro, el codo, la muñeca y el tobillo. Estas articulaciones son importantes para muchas actividades de la vida diaria como caminar, correr, saltar y nadar.

En la clasificación de las articulaciones, las articulaciones ginglimoides se consideran como una de las más versátiles. Esto se debe a que tienen una amplia gama de movimientos, lo cual les permite adaptarse a cualquier situación. Además, estas articulaciones tienen una buena elasticidad y resistencia, lo cual les permite soportar el impacto de actividades repetitivas sin dañarse.

Ya conoces mucho mejor los tipos de articulaciones que hay en tu cuerpo. La clasificación de las articulaciones del cuerpo humano es un aspecto crucial en el campo de la medicina en general y de la fisioterapia en particular, por eso hemos querido compartirlo contigo en este artículo.

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