Los meniscos son piezas de cartílago en forma de «C» ubicadas en cada una de las rodillas, actuando como amortiguadores entre el fémur y la tibia. Estos fibrocartílagos son duros y elásticos y desempeñan un papel crucial al acolchar la articulación, suavizar los impactos en el cartílago y estabilizar la articulación al colaborar con los ligamentos.

Cada rodilla posee dos meniscos, uno medial en la parte interna de la pierna y otro lateral en la parte externa. Cada menisco se compone de tres partes: el Cuerno Anterior, el Cuerpo y el Cuerno Posterior. Las roturas más comunes ocurren en el menisco medial, específicamente en el cuerno posterior.

¿Cuándo se produce una rotura del menisco?

Una rotura de menisco se produce cuando hay una pérdida de continuidad que afecta la articulación. Estas roturas pueden producirse por dos mecanismos principales:

1. En individuos jóvenes y deportistas con meniscos sanos, suelen ser el resultado de movimientos bruscos o giros repentinos de la rodilla, como los que ocurren en deportes de pelota, raqueta o nieve. A menudo, estas roturas se acompañan de lesiones en los ligamentos, como el ligamento cruzado anterior.

2. En adultos mayores con desgaste en la rodilla, las roturas pueden ocurrir sin un traumatismo evidente. Actividades cotidianas como arrodillarse, ponerse en cuclillas o levantar objetos pesados pueden desencadenar estas roturas, que suelen ser de menor tamaño y afectar al cartílago.

Síntomas de la rotura del menisco

Los síntomas de una rotura de menisco incluyen dolor, inflamación y acumulación de líquido en la rodilla. Después de la fase inicial, es importante evaluar los síntomas persistentes, ya que determinarán el tratamiento a seguir. Los síntomas preocupantes incluyen dificultad para mover completamente la rodilla, dolor al agacharse, sensación de bloqueo o colapso, y limitación en la realización de actividades físicas.

Para diagnosticar una rotura de menisco, se realizan pruebas físicas y una entrevista clínica. Los traumatólogos examinan la rodilla, aplican presión en la zona del menisco y observan la forma de caminar del paciente. Además, se pueden utilizar pruebas como la maniobra de McMurray y la resonancia magnética (RMN) para obtener un diagnóstico más preciso. En algunos casos, la artroscopia, una técnica que permite explorar y tratar directamente los meniscos, puede ser necesaria para el diagnóstico y el tratamiento.

Tratamiento para la rotura del menisco

El tratamiento de una rotura de menisco depende del tipo, tamaño y ubicación de la lesión, así como de la edad y la actividad del paciente. En casos de pacientes mayores con roturas pequeñas y asociadas a la artrosis, el tratamiento conservador, que incluye descanso, hielo, medicamentos y fisioterapia, puede ser efectivo. Sin embargo, en pacientes jóvenes o con lesiones extensas, la artroscopia se convierte en una opción preferida para tratar y reparar el menisco.

La artroscopia permite realizar dos tipos de intervenciones principales: la reparación y la resección del menisco. La reparación se utiliza en casos específicos, donde se deben cumplir ciertas condiciones, como la localización de la rotura cerca de la cápsula articular y la capacidad de cicatrización del paciente. En otros casos, se realiza una resección parcial o extirpación del menisco dañado, conservando la mayor cantidad posible para evitar bloqueos articulares y pinzamientos con el cartílago. En casos graves, se puede requerir una resección completa del menisco.

Recuperación de la rotura del menisco

La recuperación después de una cirugía de menisco es generalmente rápida. Los pacientes pueden comenzar a caminar con la ayuda de muletas desde el primer día y participar en ejercicios de movilización tempranos. La fisioterapia es esencial para fortalecer los músculos alrededor de la rodilla y las piernas, lo que ayuda a estabilizar la articulación. La duración de cada fase de recuperación varía según el tipo de cirugía y la respuesta del paciente.

En el caso de una sutura de menisco, la recuperación es más lenta, con un período inicial de no carga de peso y limitación de la movilidad. Esto permite que los mecanismos naturales de cicatrización actúen, ya que la sutura solo fija temporalmente el menisco mientras se repara de forma natural.

En resumen, una rotura de menisco es una lesión común de la rodilla que puede tratarse de manera conservadora o mediante cirugía, dependiendo de varios factores. La recuperación suele ser rápida, y la fisioterapia desempeña un papel importante en el proceso de rehabilitación.

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