La tortícolis es una afección médica en la que uno o ambos lados del cuello genera dolor y molestia. La causa de la tortícolis puede depender de muchos factores; a veces puede tratarse de una lesión, otras veces puede ser un trastorno muscular o nervioso. En cualquier caso, puede ser una afección molesta y a veces aterradora. Si crees que puedes tener tortícolis, sigue leyendo y en caso de que lo necesites, no dudes en venir a nuestra clinica de rehabilitación en Málaga.

Hoy en día, nuestros hábitos nos mantienen a menudo en una misma posición durante demasiado tiempo o nos vemos obligados a descansar menos de lo que necesitamos. Esto deriva a menudo en dolores de origen muscular que pueden llegar a ser muy intensos. Uno de los más habituales es el dolor cervical que suele ir acompañado de una limitación del rango de movimiento.

Cuando esto ocurre siempre nos viene una palabra a la cabeza: tortícolis. Pero, ¿en qué consiste realmente esta dolencia? ¿Qué podemos hacer para prevenirla o tratarla? Despejamos todas tus dudas a continuación, con un repaso sencillo y claro sobre los principales síntomas, causas y tratamientos de la tortícolis.

¿Qué es la tortícolis?

La tortícolis es un tipo de cervicalgia por contracción muscular prolongada localizada en ciertos músculos del cuello, principalmente en esternocleidomastoideo, escalenos y trapecios. Esto genera un dolor intenso y provoca que la cabeza quede fija en una posición girada.

Los síntomas más importantes son: cefalea, dolor en la zona cervical, rigidez cervical, postura antiálgica de la cabeza y desigualdad en la altura de los hombros.

Como hemos dicho estos síntomas son muy evidentes, pero es necesario aclarar que en el diagnóstico de una cervicalgia pueden ser necesarias algunas pruebas complementarias para completar el diagnóstico. Estas pruebas pueden ser radiografía, resonancia magnética, tomografía computarizada del cuello, electromiografía o incluso análisis de sangre para detectar posibles patologías asociadas.

Causas de la cervicalgia

La cervicalgia por contractura muscular aguda (tortícolis), se produce por una mala postura o un movimiento brusco. Sin embargo, también hay otras causas menos conocidas que actúan de forma concomitante y que también debemos valorar como son el estrés o la fatiga acumulada. La tortícolis incluso puede llegar a aparecer sin un detonante concreto o puede producirse en el momento del nacimiento, si bien la tortícolis neonatal precisaría de otro artículo para su exposición detallada.

Así pues, todos podemos estar expuestos a sufrir tortícolis, aunque cuidemos nuestra higiene postural (el mantenimiento de la correcta posición corporal en nuestra vida diaria). Pero ¿se puede prevenir? Lo cierto es que no hay una manera totalmente efectiva de evitar la tortícolis, pero sí hay algunas prácticas recomendadas que reducirán las posibilidades de que se llegue a producir.

Es básico evitar las malas posturas, sobre todo cuando vamos a permanecer mucho tiempo sin movernos (cuando nuestro trabajo es sedentario, en los momentos de reposo o incluso para dormir). También es muy recomendable realizar estiramientos y técnicas de relajación habitualmente en la zona cervical, especialmente cuando la sintamos contracturada o después de permanecer mucho tiempo en la misma posición. Finalmente, es fundamental, para evitar que se desarrolle hasta el punto de ser irreversible, la detección precoz.

Tortícolis en tiempos de teletrabajo

Una de las principales causas de que actualmente haya muchas personas padeciendo dolor de cuello, cervicalgia o tortícolis es el aumento de personas teletrabajando sin una zona especialmente designada para ello. Como ya hablamos en nuestro artículo sobre el dolor de espalda en el teletrabajo, necesitamos que la silla sea adecuada, que recoja de forma correcta tanto nuestras cervicales como nuestras lumbares, que la mesa esté a la altura adecuada para nosotros y que la pantalla nos quede a la altura de los ojos. Todo esto hará más fácil mantener una postura correcta en la que no generemos tensiones innecesarias y, con ello, dolor en diferentes partes de nuestro cuerpo.

 

Principales tratamientos para la tortícolis

Los especialistas que se encargan del tratamiento de dolencias como la tortícolis son fundamentalmente los fisioterapeutas y los osteópatas. Estos profesionales, según la causa y la gravedad de cada caso de tortícolis, aplican un tipo de tratamiento u otro.

Los principales tratamientos se dirigen sobre todo a la rehabilitación y al alivio del dolor. Consisten en la aplicación de calor, masajes, tracción cervical (aunque su uso se encuentra actualmente en discusión), la práctica de estiramientos, o incluso la inyección botulínica para aliviar el dolor en una zona muy concreta.

El uso de collarín blando (nunca rígido) es muy controvertido. Se acepta su uso durante los primeros 2-3 días, de forma discontinua y con retirada precoz del mismo. Pero mucho cuidado porque esta técnica debe aplicarla siempre un sanitario, nunca debemos tomarnos la libertad de ponernos o quitarnos un collarín.

 

 

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